People follow people, not brands, Amanda Guisbond
La gente sigue a la gente, no a las marcas
Si analizas los perfiles de tus cuentas en redes sociales, ¿a quién sigues?
Más allá de si hacemos un uso más personal o profesional, el abanico incluye a amigos, conocidos, colegas profesionales, personas de prestigio en su ámbito… Pero quizá solo un puñado de marcas.
Las personas, pronto ya la inteligencia artificial 
, nos permiten identificarnos y vernos reflejados, nos ofrecen autenticidad, nos generan mucha mayor confianza…
Un interesante artículo de Amanda Guisbond en PR Daily ofrecía algunas cifras clarificadoras:
- En LinkedIn, las publicaciones de los empleados tienen un alcance hasta un 500 % superior que las creadas por las marcas.
Básicamente, porque los empleados suelen tener, de media, 10 veces más conexiones sociales que las marcas.
- En Tik Tok, por ejemplo, de las 100 cuentas con más seguidores, 97 son de personas.
Quizá nos hayamos estado equivocando en las comunicaciones estratégicas al apostar, casi todo, al exterior.
Y no hemos prestado la suficiente atención hacia dentro, hacia nuestras personas, los empleados.
De ahí que cuando tracemos una estrategia de comunicación corporativa es imprescindible implicar a nuestros públicos internos.
En muchas ocasiones, se trabaja mucho tiempo en favorecer la imagen de la marca, su reputación, incluso la presencia de los máximos responsables de la empresa en medios, redes sociales…
Y no nos damos cuenta que quizá lo más importante es comenzar por abajo, y no por arriba.
Los valores, el propósito, incluso el liderazgo solo tienen sentido si son compartidos.
Para tener éxito en #comunicación, los valores, el propósito, incluso el liderazgo solo tienen sentido si son compartidos Clic para tuitearY después de muchos años, ya deberíamos saber que la mejor forma de hacerlo es confiando y apostando por los empleados.
En tiempos de inteligencia artificial, la atención a las personas (la comunicación interna, en definitiva) sigue siendo imprescindible.
¿Paradoja o baño de realidad?
Ilustración: Freepik
