Tras confirmar que hay vida antes de la muerte, el último libro de Eduardo Punset, Lo que nos pasa por dentro, nos ofrece nuevas evidencias, en este caso científicas, sobre la importancia de la comunicación en nuestras vidas y la necesidad de prestarle la debida atención para nuestro éxito personal y profesional.

 

A continuación recojo algunos extractos del libro que bien pudieran servir para seguir venciendo resistencias sobre las virtudes y posibilidades de la comunicación.

La importancia de la comunicación

La posibilidad de generar información de forma abstracta y transmitirla, primero oralmente y luego mediante signos gráficos, a otros congéneres ha sido la piedra de toque sobre la que se ha asentado la civilización (…)

No entendemos nuestra existencia sin explicárnosla con palabras.

¿Por qué nos comunicamos tan mal?

Resulta asombroso pensar que, siendo criaturas nacidas con un don especial para comunicarnos entre nosotros (…), acabemos entendiéndonos tan mal.

¿Cómo es posible que lo tengamos todo a favor para comprendernos los unos a los otros -desde la empatía al lenguaje, desde las reglas de cortesía a la comunicación no verbal- y que ese mágico canal que nos permite sincronizarnos lo acabemos usando para hacernos daño?

En vez de reservar esta facultad exclusivamente para fines constructivos, decidimos usarla como un arma de destrucción contra el que tenemos enfrente (vecino, adversario ideológico, pareja o padre).

La comunicación oral puede causar un daño superior al que logra la fuerza bruta.

Comunicación interna

Algo estamos planteando mal para que sigamos relacionándonos de esta forma tan improductiva y poco generadora de felicidad con la tarea que nos ocupa la mayor parte del tiempo (el trabajo).

Lamentablemente (…), no sabemos crear entornos laborales agradables y humanos.

El capital humano es la mayor garantía de riqueza de una compañía.

Algún día nos daremos cuenta de que no hay conocimiento sin entretenimiento, y comprenderemos hasta qué punto es urgente evitar la dicotomía entre trabajo y placer.

La felicidad de los trabajadores debería aparecer en los esquemas de las corporaciones como uno de los objetivos más destacados, a la altura de la rentabilidad empresarial o el saneamiento de las cuentas. Entre otras cosas, porque sin aquello nunca se alcanzará esto.

Las corporaciones asisten a un reto histórico: en los próximos años van a triunfar aquellas cuyos trabajadores acierten a trabajar bien en equipo. Por el contrario, las que se resistan a dar ese paso y permanezcan aferradas a los cánones individuales (…) del pasado lo pasarán mal.

Hasta ahora creíamos que la única forma que había para motivar a un trabajador era el dinero. Sin embargo, sobre ese nivel de implicación actúa con mayor fuerza el de la identificación con la marca.

Cuando los equipos de trabajadores operan de manera coordinada y participativa, se libera una energía que acaba aumentando la productividad y traduciéndose en riqueza.

Cada vez se oyen más voces alertando de que las recompensas económicas como única forma de estimular a los empleados acaban matando la creatividad. Enfrentado a la fuerza de las emociones, el poder del dinero se queda en nada.

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2 Comentarios

  • Simón
    Posted 29 abril 2013 00:10

    «El capital humano es la mayor garantía de riqueza de una compañía» Me quedo con esta cita. Enhorabuena por el blog, sin duda una referencia. Un saludo.

    • Luis Miguel Díaz-Meco
      Posted 29 abril 2013 05:16

      Muchas gracias Simón y enhorabuena por tu recién estrenado blog, que no conocía.

      Un cordial saludo

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