Si hay un escenario especialmente delicado en comunicación, ese es el de la crisis.
Las malas noticias son que cualquier pequeño desliz, falta de planificación o, por supuesto, mala praxis amenazan con magnificar nuestros problemas.
Y el escenario actual hace de la crisis un asunto cotidiano.
Las buenas, que existen una serie de pautas que siempre funcionan, pero no siempre observamos:
- Cualquier información importante para la organización (especialmente en el caso de reorganizaciones, fusiones, despidos…) debe comunicarse primero hacia dentro, y solo después hacia fuera.
A pesar de nuestro excesivo celo por lo que ocurre fuera de las paredes de nuestra empresa, comunicar al exterior determinados aspectos debe ser lo último y, en ocasiones, es casi lo menos importante.
- Dediquemos todo el tiempo preciso a planificar este tipo de comunicación.
Failing to plan is planning to fail
[No planificar es hacerlo para fracasar]
No escatimes dedicación ni esfuerzo cuando aspectos como la delicadeza, la empatía, la sensibilidad o la humanidad pueden marcar la diferencia entre fortalecer nuestros valores corporativos o arruinar nuestra reputación.
- El medio no es accesorio. Cuanta mayor gravedad tenga la situación, especialmente si estamos hablando de reorganizaciones o despidos, es más necesario un encuentro cara a cara.
Los correos electrónicos o los wasaps con mensajes genéricos, impersonales y enviados a horarios intempestivos deberían incluirse en el código penal.
Las expectativas van a dificultar nuestra labor. Es difícil salir indemne de muchas crisis, pero debemos asegurarnos de alinear todas nuestras acciones con los valores de la empresa.
Si no lo hacemos, la crisis amenazará con convertirse en algo mucho más grave.
Enlaces relacionados: Finding the right words to communicate change
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Ilustración: Freerange