¿Es España un país socialmente responsable? ¿En qué medida las iniciativas empresariales en este ámbito responden a un propósito sincero o son un mero maquillaje? ¿Qué pueden hacer los consumidores y ciudadanos a la hora de exigir un cambio en las políticas empresariales? ¿Qué papel juega la comunicación en este ámbito?
Sobre todos estos temas tuvimos la ocasión de debatir la pasada semana en el programa semanal de Pr Noticias, Pasión y talento.
Una iniciativa sobresaliente, encabezada por Gabriel Gómez, y en la que participaron en esta ocasión Pablo Martín, director de la Fundación Corresponsables, y Cristóbal Fernández, profesor de RR. PP. y Comunicación en la Universidad Complutense.
En resumen, qué análisis realizamos de la situación actual de la responsabilidad social empresarial:
- La estrategia de responsabilidad corporativa, como ocurre con la comunicación, debe estar firmemente anclada en los valores de la empresa.
- Si no es así, tarde o temprano, se aprecia una falta de credibilidad, de coherencia, entre lo que se es, lo que se hace y lo que se dice que se hace.
- No somos conscientes, como individuos, del enorme poder que tenemos. Nuestros gestos individuales, que pueden comenzar por una decisión de compra, pueden provocar cambios cuya repercusión no imaginamos.
- Es preciso ser más críticos con los comportamientos empresariales que no se ajustan a nuestros valores y penalizar a las empresas que no están en sintonía con ellos.
- El tamaño no debería ser la variable más importante a la hora de evaluar los proyectos en este ámbito. Y más en España, donde más del 90 % del tejido productivo está conformado por pymes.
Para saber más:
- Los nuevos retos de la Responsabilidad Social Corporativa
- 7 ways to ensure your brand stays authentic
- Empresas con rostro humano: misiones, liderazgo y sostenibilidad
- Un «error» que cuesta 20 millones de euros al año
Fuente de la imagen: Freedigitalphotos
3 Comentarios
GREGORIO RIVAS SILVA
Curiosamente, la existencia de RSC en una entidad tiende a ser más creíble cuanto menos se capitalice directamente en comunicación. Caso contrario, tiende a operar como eso, operativa de maquillaje, que puede llegar a tener efecto negativo sobre la solidez de la reputación de marca. ¿Significa esto que no se deba comunicar la actividad? No claro, la cuestión básicamente está en cómo hacerlo: estrategia pura. Un ejemplo, Harineras de Villamayor.
Luis Miguel Díaz-Meco
Tal y como comentas, Gregorio, en muchas ocasiones, tradicionalmente, ha podido ser así. Hoy, sin embargo, creo que es básico para empresas e instituciones trasladar sus conductas, objetivos y propósitos a la sociedad en la que operan. La clave está en hacerlo de un modo sincero y honesto, que responda a un propósito estratégico, a medio y largo plazo, y no a un mero proceso -como señalas- de maquillaje.
Gracias por el comentario. Un cordial saludo!
GREGORIO+RIVAS+SILVA
Muy cierto Luis Miguel. En la empresa de hoy, determinados conceptos de caprichosa recepción como 'calidad', 'beneficio' o 'intereses' pueden ser positivados con la capitalización y comunicación inteligente de otros como 'transparencia', 'valores comunes' y otro al que el anglicismo parece enriquecer: 'meaninfulness'.
Encantado de compartir impresiones y comentarios.