Portada del n.º 4 de la revista que edita CAREP, que puedes descargar pinchando sobre la imagen

Mi último artículo para la revista internacional de comunicación política que edita CAREP analiza el papel de la psicología en las percepciones que tenemos sobre la política y sus principales actores y las enseñanzas que nos ofrece en el modo en el que nos comunicamos.

A continuación tienes el texto íntegro:

Nada es lo que parece. La política, entre la apariencia y la realidad

El entorno político ha cambiado mucho, aún no lo suficiente, fruto de la evolución social y de las nuevas demandas de los ciudadanos. Se mantienen intactos, sin embargo, muchos de los sesgos y de las trampas que nos tiende a diario nuestro cerebro.

Esto provoca que, en general, los individuos -a uno y otro lado de la administración de lo público- tomemos muy malas decisiones.

Vamos a repasar algunas de las evidencias científicas que nos han mostrado autores como Kahneman, Cialdini, Taleb o Thaler y que evidencian cómo la política continúa siendo un juego de apariencias, donde la realidad no es siempre lo que parece.

La #comunicación política continúa siendo un juego de apariencias, donde la realidad no es siempre lo que parece. Qué nos enseña la psicología Clic para tuitear

  • Tenemos una marcada tendencia a preferir la estabilidad frente a los cambios, a aferrarnos a la situación actual. Así que no siempre deberíamos culpar a los políticos de la falta de avances en determinados campos.
  • Las apariencias importan, y mucho. En las mismas circunstancias, un candidato atractivo recibe sustancialmente un mayor número de votos que otro que no lo es. [Algo que ocurre igualmente en cualquier otra faceta de la vida, donde las personas más agraciadas físicamente tienen más oportunidades].
  • La fijación de la agenda, aquello de lo que los medios y la opinión pública hablan, tiene una importancia capital porque marca, en buena medida, nuestras percepciones y conductas.

Está demostrado que después de un siniestro, un terremoto por ejemplo, aumenta enormemente la contratación de seguros, tendencia que poco a poco disminuye cuando nuestro recuerdo se va debilitando.

Ser capaz de fijar determinados temas en la mente de los electores puede marcar la diferencia entre liderar un debate -en un tema que nos conviene por trayectoria, sensibilidad…- o sentirnos obligados a ir contracorriente y responder a planteamientos de terceros en un terreno en el que quizá no nos sentimos cómodos.

  • Cuidado con el exceso de confianza en nuestras posibilidades. Solemos mostrar un optimismo no realista que nos lleva, en demasiadas ocasiones, a no concluir a tiempo un proyecto o a considerarnos, en casi todo, mejores de lo que realmente somos. [Solo así se entiende que el 90 % de los conductores o el 94 % de los profesores universitarios se consideren mejores que la media].
  • El modo en el que presentamos un tema puede ser clave sobre su percepción. Ante una operación de cierto riesgo, no es lo mismo escuchar del médico:

De 100 pacientes que se operan, 90 están vivos 5 años después.

De cada 100 pacientes, 10 están muertos 5 años después

En el primer caso es probable que decidamos operarnos. En el segundo, quizá no.

  • La presión social, el deseo de no desentonar, nos pueden llevar a ignorar la evidencia de nuestros sentidos. En ocasiones, mantenemos determinadas conductas no porque nos agraden o las consideremos defendibles sino porque creemos que le gustan a la mayoría de la gente. Y solemos hacer lo que hace la mayoría.
  • La información es un motivador muy importante. Facilitar más información y transparencia mejora el funcionamiento de los gobiernos. Las excusas para no hacerlo no dependen de su eficacia.

Tal y como dijo en su día el juez del Tribunal Supremo de EE. UU.  Louis Brandeis: “La luz solar es el mejor de los desinfectantes”.

  • Obligar a elegir no siempre es la mejor opción. Si las opciones son complejas y numerosas, el resultado podría ser contraproducente. Todos tenemos en mente elecciones recientes donde los resultados no han sido los mejores.

En conclusión

Vivimos en un entorno muy exigente, solemos estar muy ocupados, en medio de un mundo cada día más complejo, en el que no nos concedemos demasiado tiempo para pensar en cada decisión que tomamos.

Mucho cuidado, entonces, porque con el debido conocimiento, determinados políticos pueden intentar facilitarnos las cosas… de acuerdo con sus intereses.


Bibliografía básica

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