Superpotencias de la inteligencia artificial. Kay-Fu Lee
Superpotencias de la inteligencia artificial, Kai-Fu Lee

¿Qué es la Inteligencia Artificial (IA)?

Una tecnología revolucionaria por sí sola (…), capaz de revolucionar decenas de industrias diferentes, Andrew Ng

A la altura de las tres anteriores tecnologías disruptivas (la máquina de vapor, la electricidad y las tecnologías de la información y la comunicación) que han alterado radicalmente la forma en la que vivimos y trabajamos.

Cuesta aún imaginarse lo que va a suponer la IA en apenas unos años. De ahí el valor divulgativo de libros como el de Kai-Fu Lee.

Hablamos de una batalla que confronta dos modelos de sociedad (EE. UU. y China) y que libran 7 de las mayores empresas del mundo (Google, Facebook, Amazon, Microsoft, Baidu, Alibaba y Tencent).

Sus efectos los percibiremos en nuestro día a día y podrían variar la estructura económica y de gobernabilidad mundial que actualmente tenemos.

Nos asomamos al futuro con una mezcla de asombro infantil y preocupación adulta. Es el precipicio de una nueva era, Kai-Fu Lee

Su resultado más visible será un formidable incremento de la productividad y enormes perturbaciones en nuestro actual mercado laboral.

Los peores augurios invitan a pensar en un desempleo masivo y una creciente desigualdad que podría desembocar en una enorme agitación social y en el colapso político. A medida que la IA nos desplace de nuestros actuales trabajos, tanto a profesionales altamente cualificados como a empleados con un bajo nivel educativo.

Se estima que en menos de 15 años, la IA será técnicamente capaz de reemplazar a entre el 40 y el 50 % de los puestos de trabajo en EE. UU.

Para los empleados que no sean sustituidos por completo, la creciente automatización continuará reduciendo su valor añadido para las empresas (sueldos más bajos y más despidos).

Y concentrará cada vez más poder económico en manos de unos pocos, abrirá una enorme brecha entre las superpotencias de la IA y el resto del mundo.

Corremos el riesgo de crear un sistema de castas, entre la élite de la IA y lo que el historiador Yuval N. Harari ha llamado la clase inútil, que seremos casi todos.

En el libro se explican las 4 olas de difusión de la IA:

  • IA de internet, que ya se encuentra entre nosotros y que explica por qué los buscadores nos ofrecen determinados resultados y no otros o cómo Amazon nos presenta determinados productos relacionados con nuestros gustos.
  • IA empresarial, que ya utilizan compañías de seguros (para detectar fraudes), bancos (para la concesión de préstamos) y hospitales (para valorar tasas de supervivencia).

Imagina lo que puede suponer en el caso de los diagnósticos médicos, basados en millones de historiales y actualizados permanentemente con las últimas publicaciones médicas. Pueden poner la mejor medicina al alcance de cualquiera, o de cualquiera que lo pueda pagar .

  • IA de la percepción: reconocimiento facial (para comprender cómo nos comportamos) y la digitalización del mundo a través de sensores y aparatos inteligentes ubicuos.

¿Por qué todos los estudiantes han de aprender obligatoriamente a la misma velocidad, de la misma manera, en el mismo lugar, al mismo tiempo? La IA puede adaptar el programa de aprendizaje de cada estudiante y liberar a los profesores para realizar una atención más individualizada a aquellos que la requieran. Por ejemplo: con deberes personalizados, configurados según las habilidades de cada uno.

  • IA autónoma. Será la última en llegar y la que mayor impacto tendrá en nuestras vidas porque integra las tres anteriores y puede suponer un enorme salto para las máquinas, que pasarán a entender el mundo que nos rodea y tendrán capacidad para la toma de decisiones: coches, drones, robots inteligentes…

Combatir incendios forestales o realizar operaciones de búsqueda y rescate será mucho más eficiente (desde su detención temprana hasta la adecuación de los medios a las características del fuego, el terreno, el viento…) y seguro.

La interconexión de los dispositivos permitirá un aprendizaje constante, ilimitado. Cuando un coche autónomo, por ejemplo, se enfrente a una nueva situación, todos los vehículos conectados aprenderán de ella. [Habrá sensores en las carreteras y comunicación inalámbrica entre carretera y coches, lo que permitirá aumentar la velocidad y reducir las víctimas mortales]

Respecto a las perspectivas de alcanzar la singularidad tecnológica o superinteligencia artificial, existen dos grandes corrientes de pensamiento: los utópicos y los distópicos.

  • Los utópicos anticipan una fusión de seres humanos y máquinas, con nuestras mentes en la nube y la capacidad de renovar nuestros cuerpos a través de nanorrobots inteligentes liberados en nuestro torrente sanguíneo (Ray Kurzweil).

Se podrán resolver problemas, hasta ahora, insolubles como el calentamiento global o enfermedades incurables.

  • Los distópicos (Elon Musk o Stephen Hawking por citar a algunos de los más célebres) interpretan la superinteligencia como el mayor riesgo al que nos enfrentamos como civilización.

Si queremos construir sociedades prósperas, serán inevitables profundos cambios económicos, pero también culturales y de valores.

La introducción de instrumentos como la renta básica universal o un ingreso mínimo garantizado, que se financiarían a partir de los elevados impuestos que habrían de satisfacer los grandes vencedores de la revolución de la IA (grandes empresas tecnológicas y los millonarios que se beneficiaran de su éxito), parece un imperativo.

En todo caso, será preciso un nuevo contrato social.

Habrá que ver si el ser humano, como especie, está a la altura de estos tiempos apasionantes que vivimos.

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Imagen destacada: Pixabay

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