Leía el otro día que la influente (influencer como les gusta a algunos de mis amigos de Pasión y talento ) María Pombo tenía un equipo de 16 personas que velaba por su comunicación, entre iluminadores, estilistas, cámaras…
Ante semejante arsenal, ¿puede una empresa como Tesla prescindir de su departamento de comunicación?
No solo puede, sino que ya lo ha hecho, al menos en el mercado de EE. UU.
¿Y debería? ¿Puede permitirse una empresa del tamaño, reputación y enorme potencial de Tesla manejar su relación con los medios, sus clientes, admiradores… sin el servicio de un departamento profesional de comunicación?
Tesla nunca ha sido una empresa convencional. Liderada por un visionario, cuyas ideas -tachadas en muchos momentos como locuras, en el mejor de los casos- no solo han terminado por imponerse sino que están dando la vuelta como a un calcetín a una industria tan conservadora como la fabricación de coches.
Pero no se puede ser brillante en todas las facetas de la vida y Elon Musk también ha protagonizado algunos deslices propios de su genio empresarial y de su escaso filtro en algunas cuestiones.
De hecho, Tesla no invierte en publicidad y apuesta por una comunicación directa en la que Musk es su faro y Twitter (con casi 40 millones de seguidores) su canal predilecto.
¿Es este movimiento un nuevo golpe maestro de Musk o encierra más sombras que luces?
- La conexión directa con tus públicos, y más si es a través de una personalidad como Musk, debería ser siempre alentada y aplaudida.
Aun así, y dado el grado de alejamiento que en muchas ocasiones determinados líderes tienen de las cuestiones más mundanas, el asesoramiento profesional en comunicación siempre es necesario.
Bienvenidos sean los perfiles en redes sociales con millones de seguidores que alimentan a diario los responsables de las empresas, aunque en ocasiones sea inevitable evitar ciertas meteduras de pata.
- En todo caso, no existe competencia posible. Los perfiles institucionales o la labor que realiza un departamento de comunicación deben, han de, ser perfectamente complementarios al de la comunicación que trasladen de sus máximos responsables.
No tienen necesariamente que compartir los mismos contenidos pero sí los mismos valores y esencia corporativa.
- La difícil relación que Musk ha mantenido con la prensa, según dicen las malas lenguas por su escasa tolerancia a la crítica, no parece que vaya a mejorar con este tipo de medidas.
Cortar los canales de comunicación con una comunidad aún tan influyente como los medios tiene su peligro.
- A pesar de la singularidad de Tesla y de Musk no parece un paso en la dirección correcta.
Veremos cómo se traduce, en qué queda y -sobre todo- qué repercusiones tiene para otras empresas o industrias.
Ojalá su carácter visionario y brillantes ideas empresariales terminen calando en otros ámbitos… En comunicación, quizá, mejor que no.
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