El entorno político español sigue sin enterarse –salvo escasas excepciones-, sin comprender qué es eso del 2.0.
Cabe preguntarse si este olvido es intencionado, por la carencia de la actitud y los valores necesarios para integrar las redes sociales en una estrategia global de comunicación capaz de:
- Propiciar conversaciones entre iguales (sin preguntas pactadas, afectaciones fingidas, falsas superioridades ni parapetos en despachos oficiales).
- Enriquecerse con experiencias y puntos de vista diferentes y no solo de miembros del entorno.
- Solicitar opiniones y no solo hablar para transmitir nuestro discurso.
- Conocer lo que realmente piensan los ciudadanos de determinados temassin el filtro perenne (ideológico e interesado) del partido, de los asesores…
De este modo, se pasa por encima de lo importante, se aplaza lo urgente y solo nos queda la triste realidad.
Lo importante
Leía recientemente en El País un soberbio artículo firmado por los miembros del Comité de Dirección de Transparencia Internacional España,que ofrecía un decálogo de medidas absolutamente necesarias para mejorar la calidad de nuestra democracia:
- Aprobación de una ley de transparencia y acceso público a la información.
- Creación de un portal nacional de transparencia pública.
- Exclusión de las listas electorales de los procesados por corrupción.
- Reforma de la legislación electoral para acabar con las listas cerradas.
- Declaración pública de bienes e intereses de los cargos públicos.
- Modificación de la normativa sobre financiación de partidos.
- Obligatoriedad legal de publicación online de las cuentas de los partidos.
- Aprobación de una ley de protección del denunciante de prácticas corruptas e ilegales(tanto en el ámbito público como en el empresarial).
- Respeto efectivo de los principios de mérito y capacidad, y eliminación de la libre designación y cese discrecional en la Administración Pública.
- Pacto nacional de lucha contra la corrupción.
Los resultados son bastante sencillos de predecir: mayor transparencia y eficacia, mejor imagen de la política y de sus protagonistas, mayor sintonía de los ciudadanos con la cosa pública y menor corrupción.
¿Cuál es el obstáculo para poner en marcha estas medidas? Todos tenemos en mente la respuesta.
Lo urgente
Ya va siendo hora que los políticos entiendan que el nuevo escenario que abren las (ya no tan) nuevas tecnologías no es un moda, que no es una cuestión de cuatro iluminados y que los ciudadanos cada día están mejor informados y reclaman un trato inteligente y respetuoso por parte de sus representantes políticos (repárese en el uso del posesivo).
Aplazar lo urgente solo sirve para empeorar la situación actual, ante la necesidad de una profunda regeneración de la política, tal y como está concebida actualmente, y de los políticos que responden al tradicional esquema de ordeno y mando, “porque lo digo yo que para eso me habéis elegido”.
La triste realidad
Y de este modo, llegamos a la triste realidad, donde los dos principales partidos políticos españoles pierden cada día nuevas oportunidades y se limitan a competir por el uso menos profesional e imaginativo que nos ofrecen las redes sociales, tal y como evidencia el profesor José Luis Orihuela.
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