En la comunicación de las administraciones públicas se da un equívoco, en ocasiones interesado, entre comunicación política y comunicación pública.
Pese a algunos nexos obvios, tanto su estrategia como su formulación son bien diferentes; es más, la segunda se ha visto seriamente perjudicada por la falta de rigor y por la prioridad que casi siempre se otorga al aspecto político (interés legítimo pero circunscrito a los líderes y sus partidos), en detrimento de la función de servicio público.
La semana pasada, Roberto Rodríguez Andrés me enviaba un interesante análisis que había realizado para la Asociación de Comunicación Política (ACOP) sobre la profesionalización de la comunicación política en España. [Puedes acceder al documento completo en la imagen que aparece al final del artículo].
En él se analizan -de un modo sencillo, directo y muy didáctico- diferentes aspectos que tienen que ver con la definición de la comunicación política, la formación y habilidades necesarias para ejercerla o las vías de acceso a la profesión.
Fruto de mi doble experiencia (como empleado público y profesor en diversas instituciones de compañeros de la función pública), me gustaría detenerme en las sombras, en aquellos aspectos que más deberían evolucionar para disfrutar de una comunicación pública profesional:
- La comunicación pública es mucho más que comunicación externa. Siempre ha sido así pero, hoy en día, limitar el ejercicio de la profesión a la relación con los medios es una irresponsabilidad, que conduce al suicidio. La comunicación interna, la reputación e imagen corporativas, las redes sociales o la gestión de la atención al ciudadano deberían ser parte de nuestras prioridades.
- Se deberían primar los perfiles profesionales en función de la capacidad y el conocimiento, no de la afinidad ideológica o la amistad. Si no, tal y como explica Rodríguez Andrés en el texto, «puede entenderse que haya quien se plantee que la única forma de dedicarse a este campo es afiliándose a un partido o ganándose la amistad de algún político».
- De este modo también se entiende el escaso aprecio que existe en la comunicación pública por la planificación y la estrategia. La comunicación, en muchas ocasiones, se limita al día a día, a ir apagando fuegos e improvisar. En muchas ocasiones los proyectos finalizan con la legislatura y en lugar de que los profesionales tengan la capacidad de realizar planes estratégicos a medio plazo, el peso de realidad política se impone y arrincona y desplaza el interés público.
Conviene, por tanto, reclamar una mayor amplitud de miras para colocar a la comunicación pública en el centro de la gestión, de acuerdo con los intereses y deseos (casi deberíamos hablar de derechos) de los ciudadanos.
Las visiones a corto plazo, siempre pendientes de la próxima cita electoral y del juego político, son legítimas pero parciales y corresponden a un interés particular, no general.
Los nuevos tiempos nos animan, casi empujan, a erradicar determinados comportamientos, ahora que aún estamos a tiempo.
Y ante la duda, pon siempre a la institución por delante del político.
Fuente de la imagen: Freedigitalphotos
8 Comentarios
Corina
Pues no veo la aportación de este post. No se puntualizan las diferencias ente comunicación política y pública, ni siquiera se menciona alguna definición, no se dan ejemplos sencillos para entender las diferencias.
Está muy general 🙁
Luis Miguel Díaz-Meco
Valoro tu opinión, Corina, pero no la comparto.
Creo que aparecen bien claramente definidas las diferencias entre comunicación política:
– circunscrita a los líderes y sus partidos
– centrada en el corto plazo, el próximo periodo electoral
Y comunicación pública:
– Integral que ha de incluir: comunicación interna, reputación e imagen corporativas, redes sociales o gestión de la atención al ciudadano
– Debería plantearse como una estrategia a medio y largo plazo
Y como resumen final, que antepone los intereses políticos y partidistas o que sitúa al ciudadano en el centro, como gran protagonista.
En cualquier caso, te animo a que consultes el documento que se incluye en el artículo en el que seguramente encuentres alusiones más concretas y ejemplos sencillos.
Gracias por tu opinión, Corina, y un cordial saludo!
Angel Teodoro Zambrano
Es buena la diferenciación de comunicación política con comunicación publica, el vocero del gobierno debe comunicar al publico el labor que esta realizando en favor de sus habitantes, y no tomarlo para aumentar su popularidad, como se lo están tomando actualmente es decir que están realizando una comunicación política, los Gobiernos lo que hacen es informar no comunicar, por que para que exista una verdadera comunicación deben existir dos partes una que informa y la otra que recibe; lo que es imposible en algunos países del mundo responder cualquier inquietud de cualquier ciudadano. Y peor en algunos caso que lo medios de comunicación masiva son propiedad del Gobierno.
Luis Miguel Díaz-Meco
Poco a poco, Ángel, en la medida en la que el profesional y el papel de la comunicación evolucionen, las conductas que describes se convertirán en la excepción y no en la norma… Espero!
Gracias y un cordial saludo
santiago
Tiene razon Corina…y para males la explicacion que das sobre el tema es más pobre aun…me parece que de este tema ud sabe…pero poco…y encima se larga a escribir…las explicaciones deben ser simples, claras y comprensibles…tómelo como una pequeña colaboración…es una pena que un tema tan interesante ciertos intelectuales lo compliquen tanto…no le parece
Luis Miguel Díaz-Meco
Me vas a perdonar, Santiago, pero no comparto tu opinión. Menos aún cuando nos ofreces una receta -que sí comparto- sobre el tipo de mensajes que tienen que primar en comunicación: simples, claros y comprensibles… Pero nos deleitas con un texto sin tildes, mal puntuado y en el que tan pronto me tuteas como me tratas de usted. Si la mejor comunicación es el ejemplo, el tuyo -Santiago- no me vale.
Gracias, en cualquier caso, por tu parecer y un cordial saludo.