Las organizaciones excelentes lo son siempre también en el ámbito de la comunicación, Andoni Aldekoa

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El éxito de Apple es incuestionable. Y el talento y carisma de Steve Jobs, con sus trazos oscuros, innegables.

Por ello me ha parecido tan interesante el artículo publicado por Cameron Craig sobre sus 10 años en Apple y el papel de la comunicación en el éxito de la empresa.

Sus lecciones son bastantes sencillas y, si bien no aplicables a todo tipo de organizaciones, nada en comunicación lo suele ser, reveladoras:

La implicación de Jobs en cada detalle de comunicación

Fruto de su obsesión por el detalle, Jobs leía y aprobaba personalmente cada nota de prensa que emitía Apple.

Puede verse como un menosprecio a la labor del grupo de personas de dentro y de fuera que estaban implicadas en la comunicación de Apple, pero revela igualmente hasta qué punto Jobs consideraba la comunicación como un elemento estratégico de primer nivel.

Cuanto más sencillo, mejor

Cualquier atisbo de jerga tecnológica o términos complicados ni siquiera se valoraba. El propósito era trasladar un mensaje, alineado siempre con la marca y lo que representaba, lo más sencillo posible. El nivel: que un niño de 11 años pudiera entenderlo.

1000_optA menor tiempo de atención, menos contenidos pero más selectos

En Apple las notas de prensa y las presentaciones se reservaban para hitos o noticias realmente importantes.

Con esto se lograba crear una expectación inusitada y concentrar la atención de medios y clientes porque cuando Apple/Jobs convocaban una comparecencia era realmente para anunciar algo grande. [De hecho, Apple trataba de construir siempre un halo de cierto secretismo sobre cualquier producto que desarrollaba].

Sin perder nunca el objetivo, el foco

Los directivos de Apple recibían constantemente todo tipo de invitaciones para hablar sobre tendencias en la industria de la tecnología, la política, entrevistas personales…

Si la solicitud no encajaba perfectamente con la misión y valores de Apple, se declinaba.

El propósito era que cada portavoz de la marca fuera un experto en su campo, con unos mensajes claramente definidos, alineados con la marca, y que no utilizaran, por ejemplo, sus cuentas en medios sociales, para diluir parte de este mensaje con otro tipo de cuestiones. Discutible, pero efectivo.

Y con una comunicación personalizada

En Apple no se trabajaba con listas de medios y periodistas. Se confiaba en un grupo reducido (de influenciadores) que recibían las exclusivas, lanzamientos, actualizaciones…

Posteriormente, se ampliaba el espectro a otro tipo de publicaciones.

De este modo, cultivando y alimentado este tipo de relaciones, estos medios se sentían realmente importantes, afortunados, porque recibían una atención que ellos amplificaban posteriormente.

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Fuente de la imagen: Freedigitalphotos

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