Somos máquinas de cometer errores, predispuestas por diseño a minusvalorar el riesgo, a descuidarnos cuando deberíamos prestar atención y a esperar lo mejor cuando deberíamos estar previendo lo peor, Daniel Kahneman y Amos Tversky
Daniel Kahneman, el psicólogo que revolucionó el modo en el que pensamos y tomamos decisiones, falleció el pasado 27 de marzo.
Ningún homenaje es suficiente para este visionario de la psicología que mereció el Premio Nobel de Economía sin ser un profesional en este ámbito ni haberse formado en él, básicamente por desmontar algunos de los errores habituales de la “lógica” económica.
Sus investigaciones recogidas en algunos libros, imprescindibles, deberían estudiarse en cualquier centro de enseñanza, sea cual sea la disciplina que se imparta:
- Kahneman identificó los dos sistemas con los que opera nuestro cerebro: el primero, rápido, intuitivo y emocional; y el segundo, más lento, deliberado y analítico.
El primero solemos utilizarlo en nuestras decisiones cotidianas, casi inconscientes, mientras que el segundo se activa cuando pensamos en profundidad sobre un tema o intentamos resolver un problema complejo.
Piensa en la publicidad, por ejemplo, en cómo llama nuestra atención (sistema 1) y cómo coloca algunos mensajes de fondo para que calen en nuestro sistema 2.
- Quizá su principal aportación se base en la identificación de los sesgos cognitivos que distorsionan nuestra percepción de la realidad y nos mueven a tomar malas decisiones, de un modo inconsciente.
Los sesgos de confirmación, disponibilidad o representatividad pueden variar completamente nuestra percepción de la realidad. Y, lógicamente, influyen, en cómo tomamos decisiones.
Estos atajos mentales, no olvidemos que somos seres perezosos por naturaleza, favorecen el uso de estereotipos y de imágenes (falsas), que facilitan la toma rápida de decisiones, pero que nos empujan a cometer errores.
- En comunicación, por ejemplo, utilizamos mucho el efecto marco, porque presentar una información desde un punto de vista particular influye decisivamente en el público al que se dirige.
Comunicar en positivo, resaltando los beneficios sobre los posibles riesgos, está demostrado que funciona.
En una ocasión se presentó a un grupo de médicos un hipotético caso, a partir de dos enunciados diferentes:
- La supervivencia después de la operación, transcurrido un mes, es del 90 %.
- Hay un 10 % de mortalidad en el primer mes.
Los médicos que recibieron la primera frase votaron en un 84 % en favor de la cirugía.
A los que se les trasladó la segunda opción, solo lo hicieron en un 50 %.
Increíble, pero cierto.
En tiempos como los actuales se hace aún más imprescindible el faro de mentes como la de Kahneman, una isla entre tanta mediocridad y tanto debate estéril.
Si quieres saber más:
Cómo tomar mejores decisiones y evitar los errores de nuestra mente
Por qué tomamos tan malas decisiones
Cómo funciona nuestro cerebro. Lecciones para la comunicación
Ilustración: Pixabay