La tecnología es, en gran medida, una bendición.
Soluciona o simplifica multitud de labores, que antes requerían mucho más tiempo y dedicación.
Pero su uso, el uso perverso que de ella hacemos, también provoca efectos no deseados.
Tal y como recoge el excelente artículo de Bloomberg Zoom, Teams, Slack are wreaking havoc on employee productivity, las empresas manejan una media de 89 aplicaciones. Las grandes pueden llegar a casi 200.
Lógicamente, tal cúmulo de interrupciones, notificaciones, protocolos… no agrega valor.
La forma en la que trabajamos es en sí misma una distracción, Rohan Narayana Murty
Por si fuera poco, en algunas oficinas se está añadiendo un segundo monitor por puesto. Se ve que no perdemos suficientemente el tiempo.
En el artículo se cita una anécdota tan real como grandiosa. Un responsable de recursos humanos descubrió que los empleados se mostraban fatigados por todas las aplicaciones que utilizaban. Y preguntó si había alguna aplicación para solucionarlo .
En casi todas las charlas o clases que imparto siempre aparece la pregunta de qué herramienta nos recomiendas para determinada tarea.
La respuesta no levanta entusiasmo. Utilicemos la cabeza y diseñemos bien qué queremos, con qué medios contamos y cómo lo vamos a hacer.
La herramienta es casi siempre lo de menos, y lo último. Hoy hay prácticamente una solución tecnológica para cada problema.
Intentemos facilitar que las herramientas nos ayuden a solucionar problemas, no a crearlos.
Facilitemos que las herramientas nos ayuden a solucionar problemas, no a crearlos. La tecnología es una bendición, no hagamos de ella una maldición Share on XLas soluciones buenas son casi siempre sencillas
Fotografía: Pexels