Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y el físico más que el intelecto. Vivimos en la cultura del envase, que desprecia el contenido. Eduardo Galeano
Con esto de la revolución digital, se produce un fenómeno ampliamente apreciado en la comunicación: todos somos (o queremos ser) los más modernos.
Y uno de los problemas es que, en ocasiones, ignoramos el significado de la modernidad.
La cultura de una empresa, organización o marca no depende de la decoración de la oficina, de los modernos dispositivos con los que contemos ni de la posibilidad de ir en zapatillas o jugar al futbolín.
Depende básicamente de lo que somos (nuestra misión y valores), de lo que hacemos, de cómo lo hacemos y de por qué lo hacemos.
La cultura de una empresa no depende de la decoración de la oficina, sino de lo que es, de lo que hace, de cómo lo hace y de por qué lo hace #comunicación Share on XSé, haz y -solo entonces- comunica
Como tener unos sólidos valores, compartirlos con la organización, lograr un firme compromiso en torno a ellos e implicar a los empleados en todo el proceso es bastante complicado, preferimos el atajo.
Que pasa por el maquillaje, por el culto a la imagen, por el sesgo de apariencia.
Este es un sencillo test para comprobar si tu empresa o ese anuncio de empleo se corresponde con una organización moderna:
- ¿Hay libertad para teletrabajar o acudir a la oficina?
- ¿Se trabaja por proyectos o prima aún el fichaje de determinado número de horas?
- ¿Tienes flexibilidad en tus horarios, se favorece la posibilidad de conciliar?
- ¿Existe un protocolo de desconexión o lo mismo se convoca una reunión un domingo, que recibes una llamada fuera de tu horario laboral?
Si aspiras a ser moderno, demuéstralo.
Y recuerda que la cultura no tiene que ver con el color de los sillones, ni con la decoración de la oficina.
Algunas decoraciones, pese a su indudable belleza exterior, son de mal gusto.
En el reino de la apariencia lo más profundo es la superficie, Javier del Rey
Con este artículo me despido hasta septiembre, con mis mejores deseos
Artículo inspirado en How to rethink communicating company culture
Imagen: Pexels