Si hay un entorno que ha de cambiar radicalmente la forma de relacionarse con sus públicos y el modo en el que se gestiona, ese es indudablemente la función pública.

No hablamos, por supuesto, de ir por delante de los ciudadanos sino, al menos, de poder verlos a cierta distancia sin que se alejen inexorablemente de unos usos y comportamientos que poco han variado en décadas.

De hecho, se pueden realizar apuestas sobre los plazos pero lo que parece obvio es que la supervivencia de muchos de los servicios públicos tal y como hoy los conocemos dependerá de cómo seamos capaces de adaptarlos a los deseos, expectativas, demandas y, cada día más, exigencias ciudadanas.

La supervivencia de muchos de los servicios tal y como hoy los conocemos dependerá de cómo seamos capaces de adaptarlos a los deseos, expectativas, demandas y, cada día más, exigencias ciudadanas Clic para tuitear

Y la tecnología, tal y como señala Enrique Dans, es solo una variable:

Y por supuesto, en la ecuación de la adopción tecnológica, la tecnología como tal es tan solo un componente. El otro, y posiblemente más importante porque no puede ser adquirido o incorporado fácilmente, son las personas. Las organizaciones del futuro son, por tanto, aquellas conformadas por directivos capaces de acomodar cambios a gran velocidad, de no acomodarse en una tecnología concreta y seguir sublimándola para todo hasta que no dé más de si. Los directivos del futuro deben ser personas “adictas al cambio”, deseosas de encontrar nuevas soluciones tecnológicas para probarlas y entender sus posibles contribuciones al negocio. Si no eres capaz de incorporar esa curiosidad, ese dinamismo y esa capacidad de adaptación a tu currículum, piensa que posiblemente no sea mal momento para, si puedes, retirarte: el progreso te ha pasado por encima.

Y cuáles serían los aspectos básicos para lograrlo:

  • Trazar unos objetivos y unas prioridades absolutamente claros. Y, ojo, que se refieran a la institución, al servicio, a las personas que trabajan en ella… Y no solo a los políticos que los gestionan, siempre, temporalmente.
  • Para transformar una institución es imprescindible contar con el beneplácito, el empuje y la motivación de sus empleados. Si no somos capaces de implicarlos, mejor que nos vayamos olvidando. Y para todo ello, ya existe una receta contrastada, aunque aún poco prescrita, la comunicación interna.
Para transformar cualquier organización, ya existe una receta contrastada, aunque aún poco prescrita, la #comunicación interna Clic para tuitear
  • En el ámbito público, por diversos motivos, existen muchas carencias que tienen que ver con la falta de adecuación de unos métodos y fórmulas creados hace años, muchos años, y que deben servir para dar respuesta a problemas y circunstancias actuales, tan actuales que algunos incluso aún no conocemos. Por ello, la formación, el reciclaje, se antoja ineludible. Si no conoces las demandas de tus ciudadanos, o te ves desbordado por situaciones a las que te enfrentas por primera vez, difícilmente serás capaz de ofrecer una respuesta aceptable.

Es, sin duda, complicado. Llevará tiempo y mucho esfuerzo pero es imperioso ponerse en marcha, ya.

El fin, tal y como se cita en el artículo que aparece al final de este texto:

For these efforts to be successful, commitment and sharp focus by leaders, engagement and consistent discipline in delivery, and the foresight to shape a set of capabilities for a new era of government are necessary

¿Estamos preparados? ¿Somos conscientes de estas necesidades?

Y lo más importante, ¿queremos protagonizar estos cambios?

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Enlaces relacionados:

 Elements of a succesful government transformation, en McKinsey & Company

 Are you really ready for the future of work?, en Communication Director

Fuente de la fotografía: Unsplash

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