Señala Enrique Alcat en ¡Influye! que recurrir a ideas de otros demuestra una falta de preparación y, a veces, una falta de respeto por la inteligencia ajena. No solo no lo comparto sino que estimo que es enormemente saludable enriquecer experiencias y puntos de vista propios con opiniones ajenas.
Y más en un entorno como el actual en el que se puede acceder con enorme facilidad a fuentes de información diversas sobre prácticamente cualquier cuestión del saber humano y en el que compartir conocimientos propios y ajenos es, en muchas ocasiones, la esencia de la influencia.Por ello, y aun a riesgo de contravenir uno de los principios que cita Alcat, me gustaría compartir algunas de las muchas enseñanzas que, por otra parte, he recibido de la lectura de ¡Influye!:
Perlas
- La influencia es como el eco, devuelve lo que recibe.
- La influencia es la venta intelectual con el máximo valor añadido.
- La influencia no se improvisa: se prepara, se forja, se piensa, se medita, se reflexiona. El secreto es estar preparado y prepararlo todo.
- Para llegar a lo más complicado de las personas, el cerebro, antes hemos de pasar por el tamiz de los sentimientos, el corazón, las emociones.
Elementos sobre los que debemos edificar nuestra influencia
- Una buena dosis de pasión y emoción en lo que hacemos y en cómo lo transmitimos.
- Confianza en nosotros mismos (si quieres, puedes).
- Preparación previa (formación).
- Perseverancia.
- Proactividad.
- Paciencia.
- Humildad.
- Naturalidad: sé tú mismo y diferénciate del resto (con originalidad, creatividad, efectividad).
- Coherencia.
- Empatía (ponte en la piel de los demás).
- Seguridad en lo que se dice (mensajes firmes y contundentes).
- Piensa en clave de titular periodístico: mensaje corto, breve, conciso y con fuerza.
- Un trato siempre exquisito.
- Una ética firme, basada en la verdad y en la transparencia.
Citas
- Winston Churchill: “Me voy a preparar la improvisación de mañana”.
- Proverbio oriental: “Cuando tengas algo completamente claro, todavía te faltará información”.