Desde mi llegada al universo de las redes sociales, siempre me ha llamado profundamente la atención la importancia que se daba a determinadas recomendaciones sobre cómo actuar y comportarse en estos nuevos medios.
Y no porque me parecieran inadecuadas, todo lo contrario, sino porque la inmensa mayoría de ellas se correspondían con lo que siempre había entendido como una buena actitud de comunicación, ya fuera con clientes, compañeros, amigos… independientemente de las herramientas que se utilizaran.
Se citaban, y se siguen citando, entre otras, la necesidad de construir relaciones, fomentar el diálogo, estar atento a todo lo que se diga sobre tu marca, responder a preguntas o dudas, ayudar a las personas, compartir conocimientos…
No voy a entrar en muchos detalles pero sí me gustaría recomendar la lectura de un excelente y completísimo artículo de Ignacio Martín Granados sobre Estrategias de comunicación en los Social Media.
Mi sorpresa, rayana en la indignación, ha llegado cuando todos estos elementos a menudo se ignoran por personas con extensas trayectorias en redes sociales y que han escrito, hablado y pontificado, y lo siguen haciendo a diario, sobre algunos de los aspectos que citaba anteriormente.
En este sentido, varios comentarios realizados por el autor de estas líneas en la última semana en blogs de profesionales de diversos ámbitos, algunos auténticas referencias en el suyo, no han encontrado ningún tipo de respuesta.
Hasta aquí nada extraordinario. Como mucho, a mi juicio, una mala gestión de un blog, que se debe básicamente a sus lectores; pero seguramente mis comentarios no fueran mínimamente interesantes y no aportaran nada.
Picado por la curiosidad, herido mi amor propio, rastreé comentarios de otras personas que se habían acercado a estas bitácoras y que curiosamente habían obtenido la misma respuesta. Por un lado me sentí aliviado, ya se sabe «mal de mucho consuelo de tontos», pero por otro mi indignación aumentó: ¿para qué cojones, perdón por no haber elegido un eufemismo, admiten comentarios si no se molestan tan siquiera en contestarlos; alguno habría decente, digo yo.
Como no soy persona rencorosa, seguiré leyendo sus blogs, a los que estoy suscrito por cierto, pero jamás ofreceré un nuevo comentario en sus fabulosas fortalezas, no sea que me contesten y encima tenga que pedirles excusas por el contenido de esta entrada.
2 Comentarios
Ignacio
Estimado Luis Miguel, muchas gracias por la mención y difusión de mi post. Un abrazo
Luis Miguel Díaz-Meco
Gracias a ti Ignacio por los contenidos y el conocimiento que compartes en tu blog. Un placer