En tiempos de storytelling, branded entertainment, employee engagement… podemos fácilmente deslumbrarnos por las formas y olvidarnos de los valores que realmente dan sentido a nuestra profesión y nos hacen únicos.
Más allá de los aspectos técnicos, conocimientos y experiencias, que es preciso reunir, existe todo un catálogo de cualidades que no se ven a simple vista pero que pueden garantizar nuestro éxito o fracaso a largo plazo. Revisemos algunas:
- La psicología, diplomacia, amabilidad, honestidad, sentido del humor… no solo hacen más sencillo y efectivo nuestro trabajo, también más agradable el ajeno. Y en un entorno en el que dependemos básicamente de las opiniones y percepciones de los demás…
- Hay algunos aspectos que no son negociables. Y la sinceridad es uno de ellos. La mentira está prohibida. Podemos y debemos modular qué decimos, cómo lo hacemos, cuándo, pero sin faltar a la verdad. Nuestra profesión se basa en la reputación y no hay ningún cliente ni situación que merezca suficientemente la pena como para ponerla en juego.
- Si no quieres que algo se sepa, ni lo pienses. La discreción es capital. Un pequeño desliz y toda la estrategia puede venirse abajo.
No confíes tu secreto ni al más íntimo amigo; no podrías pedirle discreción si tú mismo no la has tenido, Ludwig van Beethoven
- La comunicación siempre es un trabajo en equipo. Agradecer el interés, la dedicación y el desempeño ajenos es una muestra de profesionalidad. Y según vayas ascendiendo, se debe convertir en una obligación.
- En este mismo sentido, es preciso disculpar errores ajenos y reconocer los propios. La humildad goza de excelente desarrollo teórico pero es mucho más extraordinario verla en acción 😉
- Las crisis son consustanciales a la comunicación. Es más, en muchos ámbitos, cuando más se confía y apuesta por la comunicación es cuando surge una crisis. Por eso, en la medida de lo posible, programa, anticipa, prevén.
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Fuente de la imagen: Freedigitalphotos