Comunicar (en tiempos de) cambios
La novedad no es bienvenida. El terror del cerebro a adaptarse a nuevas reglas del juego, el pánico a perder el control de la situación, la inercia de las costumbres (…) el peso de la tradición (…) se alían para poner obstáculos a la innovación y al cambio, Eduardo Punset
Tenemos una natural resistencia a los cambios. No lo podemos evitar. Nuestro cerebro prefiere la certidumbre de lo conocido a la agitación de las novedades.
Vivimos, por lo tanto, malos tiempos para nuestros cerebros que tienen que amoldarse a toda prisa a circunstancias cambiantes, cada día.
Y la comunicación debería adaptarse a esta vorágine con unas pautas sencillas sobre cómo sobrellevar, incluso aprovechar, los cambios, inevitables:
- Una trampa muy común en comunicación es la de generar expectativas. Hay que tener mucho cuidado. En ocasiones, es absolutamente contraproducente realizar determinados anuncios si no estamos completamente seguros de poder traducirlos en hechos.
Una lección básica para instituciones y políticos.
- A medida que aumenta el caudal informativo que nos avasalla se pierde el contexto. Y conviene siempre ofrecer una completa fotografía de lo que comunicamos. No nos quedemos solo con el hecho, expliquemos por qué ocurre lo que ocurre.
Una valiosa enseñanza para la comunicación interna, especialmente en tiempos de crisis.
- Ante la incertidumbre, tiende puentes que muestren el futuro. Traza un horizonte que elimine los temores actuales.
En muchas ocasiones nos quedamos con el temor a lo desconocido en lugar de caminar hacia la posibilidad de un futuro mejor.
Y ofrece canales que hagan fluida la comunicación y permitan disipar esas dudas.
En las crisis, mejor errar por exceso de información que por defecto, Rudolph Giuliani
Porque
Paradójicamente, el cambio es lo único constante, Lou Marinoff
Y
O te mueves, o te mueven (Either move or be moved, Ezra Pound)
Artículo inspirado en Communicating about change in ways that work
Fotografía: Unsplash