Comunicación y uso de la jerga. Veredicto: pena de muerte

El lenguaje jurídico tiene sus reglas. Y la primera parece ser dificultar su comprensión. Y la aplica con éxito.

Resultado complicado encontrar un entorno más alejado de las buenas prácticas de la comunicación y que haya resistido tanto el paso del tiempo.

Demandas de abogados, autos y sentencias de jueces, incluso convenios y trámites administrativos adquieren una nueva dimensión comunicativa de la mano de algunos profesionales de este ámbito; no sé si reflejan lo que el autor quiere transmitir pero desde luego, en numerosos casos, no se entienden.

Ilustraremos esta opinión con un sencillo ejemplo, real. Un convenio entre dos entidades que fija los servicios que se han de prestar y las obligaciones y derechos de ambas partes. Primer párrafo, para ir abriendo boca:

Que la institución XXX dentro de las competencias que tiene atribuidas por la legislación vigente y, en concreto las referidas a actividades XXX, conforme a lo dispuesto en el artículo 25, apartado l, de la Ley X/XXXX, de 2 de junio, reguladora de XXX, tiene como objeto prioritario el XXX entre la población de XXX, así como toda clase de prácticas XXX.

Palabras: 62. Párrafos: 1. Comas: 8. 
Grado de entendimiento tras una primera lectura: 0-1.

Alternativa:

La institución XXX tiene como objetivo prioritario1 garantizar la práctica de XXX entre la población de XXX.

1 De acuerdo con las competencias atribuidas en la legislación vigente (artículo 25, apartado l, de la Ley X/XXXX de 2 de junio, reguladora de XXX).


Palabras: 43. Párrafos: 2. Comas: 3. 

Grado de entendimiento tras una primera lectura: 8-9.

QUÉ LECCIONES PODEMOS OBTENER DE ESTE Y OTROS MUCHOS CASOS:

  • Reducir hasta lo simple un pensamiento complejo es quizá una de las mayores dificultades de la comunicación. Nuestro reto debería ser siempre este… y no el contrario. 
  • La jerga, el lenguaje técnico, las citas en otros idiomas (no hablemos ya de lenguas muertas)… solo se deberían utilizar cuando estamos completamente seguros de que el 100 % de nuestro público los conoce. Como es muy difícil tener esa certeza, es mejor no recurrir a ellos o traducirlos a un lenguaje más sencillo. 
  • Hay que abogar (nunca mejor dicho) por utilizar más puntos y menos comas. De este modo, fijaremos conceptos de un modo mucho más claro y directo y evitaremos subordinadas, giros imposibles… 
  • La forma también comunica, y de qué modo! Frases cortas, párrafos limpios, espacios entre bloques de texto… facilitan la lectura y la comprensión de lo que lee. 
  • Y por último, en un entorno tan clásico como el jurídico, por qué no innovar y plantearse un lenguaje diferente. Estas sencillas pautas marcarían una enorme diferencia. Una (simple) detalle que amplificaría el eco de nuestro mensaje y conseguiría que se entendiera.

Y a ti qué te parece: ¿Los condenamos a la pena de muerte o aplicamos algún atenuante?

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