Comunicación y gestión de crisis ¿Te crees infalible? Pide perdón

“La diferencia entre un líder y un político es su horizonte temporal, el primero piensa en la próxima generación y el segundo, en las próximas elecciones”. Steve Jarding

Existe una resistencia sobrehumana a pedir perdón, cuando es un acto que deberíamos ejercitar con mayor naturalidad, si tenemos en cuenta sus indudables beneficios para el que lo ofrece y el que lo recibe.
Esta afirmación es válida para el ámbito empresarial, como explicaba esta misma semana el profesor del IESE, Miguel Ángel Ariño; y lo es aún más si cabe en el entorno político.
En comunicación, pedir perdón, siempre que este sea sincero y fruto de una situación que lo demande, debería ser un ejercicio obligatorio.
Y, sin embargo, existe un temor casi irracional a hacerlo. Incluso en el remoto caso de que te veas obligado, casi a punta de pistola, a dimitir, las causas parecen ser siempre ajenas a tu comportamiento.
Difícilmente reconocemos los errores y, mucho menos aún, pedimos disculpas por ellos.
Para los escépticos, sería conveniente resaltar que pedir perdón equivale a mostrar:
  • Empatía
  • Humildad
  • Cercanía
  • Generosidad
  • Humanidad
  • Sensibilidad
  • Y -sobre todo- grandeza, pese a los que piensan que es solo un signo de debilidad.
Para terminar me gustaría poner dos ejemplos prácticos, cercanos y recientes, de cómo se suelen gestionar estos temas en el ámbito político.

1. José Luis Rodríguez Zapatero. 12 de mayo de 2010. El expresidente español anuncia en el Congreso el recorte en el sueldo de los funcionarios, varios tijeretazos en su política social -su bandera política- incluyendo a los pensionistas y el final del cheque bebé. 

2.  Mariano Rajoy. Primer semestre de 2012. El actual presidente de España incumple de forma reiterada su programa electoral y las declaraciones realizadas en campaña.

¿Alguien ha escuchado alguna disculpa, se ha pedido perdón a sus millones de votantes, y a la sociedad española?
No es preciso responder, la pregunta era retórica 😉 


Un análisis similar, que no comparto plenamente, puede encontrarse en el siguiente artículo: When the best apology is none at all.

Y otro con el que estoy completamente de acuerdo: Courageous leaders don’t make excuses… They apologize
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