El último número de la revista comunicas? recoge sendos artículos de Antonio Núñez y Jordi Segarra que me gustaría enlazar en torno a la necesidad de convertir la comunicación, cada vez más, en una herramienta que fomente la empatía y sirva tanto a quien la inicia como a quienes participan en cualquier etapa del proceso; ya sea en el ámbito empresarial (Núñez) o político (Segarra).
Nos traslada Núñez cuatro tipos de relatos personales con una serie de consejos para contar realmente historias, en el ámbito empresarial, que sean interesantes y nos acerquen a nuestro público:
- ¿Quién soy yo? Hay que ser creativos, incluir aspectos personales (rasgos del carácter o incluso alguna debilidad) que nos permitan destacar, construir credibilidad y generar empatía.
- ¿Para qué estoy aquí? Apostar por la transparencia como arma contra el cinismo y la falta de confianza.
- Relato visionario, frente a cifras, estadísticas, porcentajes… Como ejemplo, el que planteó Bill Gates ante su equipo en los primeros tiempos de Microsoft «Un PC en cada mesa».
- Valores en acción, ejemplos concretos y reales en lugar de alusiones a cualidades o virtudes en abstracto.
Para valorar la bondad y pertinencia de nuestros relatos, nada mejor que aplicar el test que el productor cinematográfico Peter Guber planteaba antes de invertir millones de dólares en un relato para llevarlo al cine:
- ¿Tenemos un relato auténtico? ¿Es propio? ¿Lo hemos vivido? ¿Nos ha impresionado de verdad? O es ajeno, incluso falso, y corremos el riesgo de que se nos vea el plumero.
- ¿Implica a sus destinatarios? Contémoslo con nuestras propias palabras y con la mayor cercanía posible al público al que nos dirigimos y asegurémonos de que conectamos con él.
- ¿Se ajusta al momento y al medio?
- ¿Está vinculado a una idea superior? Aunque ligero o lúdico, nos debe conectar con un valor superior y reconocido por la audiencia.
En el plano político, Segarra nos ofrece todo un catálogo de consejos para trasladar un mensaje individual y personalizado a cada elector.
- Empecemos por escuchar lo que dice, necesita y quiere el electorado.
- Hemos de generar interés y motivación en los ciudadanos para que se conviertan en altavoces de nuestro discurso.
- La campaña se debe crear de abajo a arriba.
- Los mensajes deben insuflar emoción y ser capaces de hacer reaccionar al electorado, para favorecer el diálogo, el efecto viral… Aunque pueda sonar irreal, hemos de hacer sentir al electorado que forma parte de algo que vale la pena.
Si tenemos un mensaje y hemos superado todas las pruebas anteriores, olvidemos las cifras, los datos y las estadísticas ¡Será mejor que lo cuentes!
2 Comentarios
Anonymous
Muy bueno, interesante y sobre todo útil.
¡Enhorabuena!
Germán
Luis Miguel Díaz-Meco
Muchas gracias por tus comentarios Germán. Un placer descubrirte por aquí y bienvenido.