En épocas de crisis como la actual, en la que se desmoronan certezas y el piso se hace inestable, conviene aferrarse a determinados valores.
Uno de ellos es el liderazgo y el otro, íntimamente relacionado, la comunicación. Es más, el primero solo puede ejercerse a través del segundo.
Leía recientemente en IESE Insight dos artículos dedicados a estos temas y aparentemente sin conexión pero que ofrecen numerosas lecciones:
Sobre la crisis, su gestión y el liderazgo
Como decía el añorado Enrique Alcat:
El 95 % de las compañías de todo orden, tamaño, condición y situación tarde o temprano sufrirán una contingencia que les podrá afectar en su imagen, reputación, credibilidad y, muy especialmente, en su cuenta de resultados
Y es en esas circunstancias cuando se pone a prueba el verdadero liderazgo.
¿Y cuál es esa cualidad imprescindible para gestionar con éxito una crisis? ¡Correcto! La comunicación.
Comunicar, comunicar, comunicar; sin pausa. Con transparencia, claridad, sencillez, empatía, sensibilidad e incluyendo una visión a largo plazo para restaurar la reputación e imagen dañadas.
Sobre el nuevo escenario que ofrece el entorno digital
Hasta aquí las crisis repentinas, más o menos inesperadas aunque nos hayamos preparado convenientemente y dispongamos de un engrasado plan.
Pero ahora resulta que a todos estos elementos previos hay que añadir la incertidumbre del entorno digital, de la nueva actitud que empresa y profesionales requieren para enfrentarse a un horizonte nuevo, inexplorado y en constante cambio.
La transformación digital requiere una nueva forma de liderazgo, una reformulación de las organizaciones y consecuentemente una nueva forma de pensar. Y aquí, también, la comunicación tiene mucho que decir.
Las posibilidades son enormes, casi tantas como los riesgos de no estar a la altura de las circunstancias. De no saber adaptarnos a las exigencias de nuestros públicos, en un entorno radicalmente diferente.
Conceptos como apertura, diálogo, transparencia, colaboración, participación, disrupción, crítica, horizontalidad, movilidad, big data… adquieren nuevos usos y significados.
¿Está tu empresa preparada?
¿Y tú, lo estás?
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