Un pesimista es un imbécil antipático y un optimista, un imbécil simpático. PORQUE NINGUNO DE LOS DOS SABE LO QUE VA A PASAR, Bertrand Russell
En mi caso, optimista por voluntad, vivo ilusionado pero sin hacerme demasiadas ilusiones, parafraseando al poeta Juan Gil-Albert.
Y sinceramente no creo que una experiencia tan traumática como la que estamos viviendo nos vaya a cambiar. De hecho, parece que ya hay evidencias de que en algunos ámbitos los cambios no terminan de fraguar.
Y sin embargo, vemos cómo empresas y profesionales parecen haberse lanzado en cascada a anticipar escenarios y prever futuros, siempre con un sesgo -a mi juicio- excesivo de optimismo.
Y en el ámbito de la comunicación, ya ni hablamos. Todo es luz, color y alegría
- El uso de las redes sociales aumenta en más de un 50 %
- Las herramientas para realizar videollamadas multiplican su negocio
- El teletrabajo, una realidad que nos negábamos a ver desde hace años, se ha impuesto por necesidad no por convicción. Y vemos cómo sectores como la educación o la administración pública luchan, sin medios ni hábitos, por no perder el tren.
- La comunicación interna se hace imprescindible. ¿Ahora? Hemos de cuidar, más que nunca, a nuestros empleados, trasladarles tranquilidad, seguridad, confianza; fomentar y compartir los valores comunes… Nada que no hayamos oído antes.
- Y qué decir de la transparencia, una fe a la que le ocurre lo mismo que a la religión, que tiene muchos creyentes pero pocos practicantes. Y a la que cualquier crisis viene bien como excusa, para renunciar a ella.
Existe una indudable inercia, desde hace ya varios años, en favor del entorno digital.
La digitalización de innumerables procesos ya es posible. El problema siguen siendo las mentes, no la tecnología.
Pero no conviene engañarse, si (casi) nadie fue capaz de anticipar la actual crisis que vivimos, ¿por qué íbamos a ser capaces ahora de anticipar cómo saldremos de la misma?
Si queremos mejorar el modo en el que nos comunicamos, comencemos a cambiar el modo en el que lo hacemos individualmente, con aspectos que tienen que ver con el sentido crítico, la selección de contenidos de fuentes fiables, la elección de qué y a quién los compartimos…
Porque al final,
La perspectiva optimista más provechosa en situaciones de riesgo es la que nos induce a esperar lo mejor y a prepararnos para lo peor, Luis Rojas Marcos
Fuente de la imagen: Freepick