ID-100207624_optEn las instituciones públicas se sigue confundiendo la comunicación institucional (los asuntos públicos) con la comunicación política (las relaciones públicas de un grupo político, del equipo de Gobierno…).

El entorno político puede desconocer sus diferencias, en ocasiones las ignora interesadamente. Lo peor se da, en mi opinión, cuando somos los propios profesionales los que las desdeñamos por comodidad, presiones o falta de capacidad.

Parece mentira, a las alturas en las que estamos, pero solo es preciso darse una vuelta por la comunicación que a diario se realiza desde las instituciones públicas.

Por ello, me ha parecido interesante compartir algunos de los argumentos que expresa Dannielle Blumenthal en el artículo The difference between Public Affairs and Public Relations.

El silencio es el rey

Si observas este comportamiento, desconfía. Los asuntos públicos deben ser, tal y como recoge magistralmente la RAE: accesibles, transparentes y conocidos o sabidos por todos.

No hagamos, pues, de intereses particulares, normas públicas.

La apertura, la transparencia, no es una opción

En el entorno público, la transparencia ha de ser la norma y no la excepción. Que determinados temas, asuntos, cuestiones sean públicos y se facilite información sobre ellos no debería quedar al arbitrio de una persona o grupo.

Por ello, la labor del profesional debería ser la de alumbrar, clarificar, facilitar… nunca la de ocultar u oscurecer.

Confianza, reputación y servicio, frente a votos

En un entorno público se trabaja y se comunica para los ciudadanos, no solo para los votantes. Los fines deberían ser prestar el mejor servicio posible y fortalecer la confianza y la reputación institucionales.

Tiene que ver, pero no es en absoluto identificable con el rédito electoral y los votos. Estos elementos son consecuencia, lógica, de una buena comunicación institucional pero nunca su objetivo, al menos prioritario 😉

Largo plazo frente a próximas elecciones

No tendría por qué ser así pero ante la ausencia, en muchas ocasiones, de auténticos líderes, tenemos que conformarnos con políticos.

Por ello, la estrategia de comunicación de una institución pública debería conectar, siempre, con el largo plazo. La táctica es útil pero siempre que responda a este propósito previo.

Porque, al final, si parece propaganda, si se utilizan métodos propagandísticos y si despierta las mismas adhesiones y rechazos que la propaganda… Es que va a ser propaganda.

Enlace relacionado: No confundas comunicación política con comunicación pública

Fuente de la imagen: Freedigitalphotos

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3 Comentarios

  • GREGORIO+RIVAS+SILVA
    Posted 09 mayo 2016 10:22

    Defines muy bien el esquema cuya ignorancia está finiquitando las relaciones públicas en política para dar paso a la 'venta intrusiva' a través de un marketing político que pasa a considerar al votante como simple consumidor de dinámicas electorales. Si los principios que enumeras fueran observados inteligentemente por ese votante, más de un 50% de los votos cambiarían de destinatario y obligaría a los partidos también a cambiar o a liquidar por derribo.

    • Luis Miguel Díaz-Meco
      Posted 09 mayo 2016 10:33

      Muchas gracias, Gregorio.

      Si no variamos las dinámicas de la comunicación política y la relación con los ciudadanos, será ciertamente muy difícil romper con los estereotipos, clichés y prejuicios que cada día acompañan a la práctica política. Nos esforzamos por alabar las virtudes intelectuales de los ciudadanos pero luego nos desdecimos con el trato diario que les ofrecemos 🙁

      Un cordial saludo!

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