Algunas cuestiones básicas (o quizá no tanto) de comunicación

He asistido recientemente a un curso sobre comunicación e imagen institucional impartido en el seno de la Federación de Municipios de Madrid por el director general de la consultora Mosaiq, Juan Quesada.

Al margen del interés de los contenidos, el hecho de que la mayor parte de los compañeros trabajara en ámbitos ajenos a la comunicación no sólo enriqueció notablemente el debate sino que ofreció numerosos ejemplos de lo importante que es tomar distancia y adoptar nuevas perspectivas sobre cualquier cuestión que se debata o estudie.

Aunque voy a dedicar varias entradas al contenido del curso, voy a detenerme en esta primera en algunas cuestiones genéricas sobre la comunicación, que bien podrían considerarse básicas pero que no lo son tanto a tenor de lo que podemos ver, escuchar o leer a diario. Unas pinceladas que indudablemente ganan mucho en boca -con acento y gracejo andaluz incluido- de Juan Quesada.

Requisitos básicos de un buen orador

• Que hable de lo que conoce (sí, también se incluye en esta categoría a los contertulios).
• Que considere previamente los posibles argumentos en su contra y sus respuestas.
• Que conozca al público.
• Que estructure el discurso de forma adecuada (con la estructura, en algunos casos, ya nos daríamos por satisfechos, aunque no fuese la adecuada).
• Que disponga de un vocabulario amplio.
• Que utilice palabras extranjeras y técnicas sólo cuando sean comprensibles y necesarias y recurra a la jerga específica sólo cuando todo el público la conozca.
• Que sea capaz de despertar el interés en la audiencia.
  
• Que sea capaz de motivar y arrastrar apoyos para su causa (objetivo).

Algunos principios básicos

• Lo verdadero no es lo que dice A sino lo que entiende B.
• El receptor siempre es inocente. La responsabilidad de la eficacia de la comunicación corresponde siempre al emisor.
• El nivel emocional es siempre más importante que el racional en cualquier proceso comunicativo [Para ejemplificarlo de forma gráfica imaginemos a cualquier líder político dirigiendo un discurso a un auditorio formado por militantes de una formación antagónica. Vamos que ni Obama ni Steve Jobs juntos tendrían la más mínima posibilidad].

Elementos esenciales

• Objetivo. El fin último de la comunicación es persuadir (ya estemos informando, motivando, vendiendo…) y para ello es clave definir dos o tres mensajes clave que queramos transmitir y reforzar cada uno con al menos tres líneas argumentales (datos, informes, declaraciones, estadísticas…). Si lo trasladamos a un plano político, cada uno de los mensajes clave sería el titular con el que desearíamos que se reflejara nuestra declaración, comparecencia…

• Público al que nos dirigimos. Para lograr nuestros objetivos de comunicación hemos de manejar con habilidad las siguientes herramientas: empatía (para persuadir es preciso ponerse previamente en el lugar del otro), individualización (cada mensaje, cada cita, cada guiño… deberán encajar en el público particular al que nos dirijamos en cada ocasión), feedback (seguir la reacción del público en todo momento para insistir en determinados mensajes, obviar otros…) y expectativa (crearla para llamar la atención y generar interés).

El libro al que hace alusión esta entrada «Manual de Comunicación Personal. Recomendaciones para un Portavoz» puede solicitarse a través del correo electrónico de la web de Mosaiq: grupomosaiq@mosaiq.es

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Puedes ampliar la información sobre este tema en otras entradas de este mismo blog:

• Manual de comunicación en 250 palabras: también para el entorno 2.0.

• Habilidades comunicativas imprescindibles, al alcance de todos.