No existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión
Tuve la fortuna de compartir recientemente un curso sobre gestualidad, fotogenia y telegenia con Juan de Dios Orozco y tenía pendiente compartir algunas de las muchas enseñanzas que obtuve.
Para ello me gustaría centrarme en cuestiones, apuntes y referencias a nuestro día a día que, en muchas ocasiones, conocemos o nos suenan, pero que desgraciadamente no aplicamos por pereza o descuido.
Posado de pie
- Sonrisa, sincera y creíble, que solo muestre los dientes de arriba. Puedes ensayar hasta que te salga natural con un bolígrafo entre los dientes.
- Brazos a lo largo del cuerpo.
- Pies juntos.
Brevedad
Por muy bien que pensemos que hablamos, existe un límite de atención de nuestra audiencia. Es mejor no agotar el tiempo disponible que excederse.
En términos generales, una intervención en un acto no debería exceder nunca los 40 minutos, salvo que te seas Fidel Castro o Hugo Chávez 🙂
Uso de las manos
Cuando hablamos en público -y con el propósito de ganar seguridad y evitar estar más pendientes de qué hacer con las manos que de nuestro propio discurso- es muy útil llevar algo en la mano: un puntero de presentaciones, un bolígrafo…
El saludo
- Es siempre recomendable dar la mano.
- Nunca sentado.
- Siempre con una sonrisa y mirando a los ojos a la otra persona.
- Evitar los obstáculos, una mesa por ejemplo.
- 3 pequeñas sacudidas de mano
- Sin guantes
- No es conveniente besar a una mujer que no conoces –contrariamente a lo que suele ser habitual en España- y, en todo caso, que la iniciativa del beso sea de la mujer.
Presentación
- Nombre y primer apellido, más el cargo o la responsabilidad que nos defina profesionalmente.
- Respuestas más cortas que la pregunta. E.g.: ¿Cómo está usted? / Bien. Gracias – Bien, ¿y usted?
Mentira
Como ya hemos comentado en varias ocasiones en este mismo blog, no mentir nunca.
Temas tabú
- Política.
- Religión.
- Hábitos, costumbres, sexualidad.
- La familia.
- Aspectos polémicos o críticas a la organización o institución para la que trabajamos.
Son pautas sencillas que conviene tener presentes.
Puede que no nos aseguren el éxito pero al menos nos permitirán evitarnos el fracaso.